Como te decía al inicio del texto, realmente el hecho de si somos niños o ya somos más mayorcitos a la hora de enfrentarnos a este suceso no es tan importante, pues realmente el divorcio de unos padres no es nada fácil para nadie en ningún momento de su vida.
Solemos pensar que al ser algo habitual o ya que somos más mayores, quizás independientes, la ruptura de nuestros padres, no “debería” suponer un gran trauma. Y vale, realmente vamos a poder hacerle frente sin mucho problema. Pero que lo hagamos de una manera sana y que realmente les ayude a ellos y nos mantenga a nosotros unidos a ambos progenitores no siempre es posible y va a depender de como actuemos o respondamos.
Para nosotros los adultos no solo es la ruptura de unos padres, sino que se junta la preocupación que sentimos por ellos y también por su futuro, que a partir del divorcio será totalmente incierto para ambas partes.
Y aquí la cuestión es: ¿Qué podemos hacer? Te doy algunas ideas…