La intimidad no son solo las relaciones, aunque estas forman parte de ella. Tampoco estamos pasando un momento intimo con nuestra pareja si estamos juntos en el salón pero uno está viendo la tele y el otro leyendo. Los momentos vividos solo con nuestra pareja, cercanos físicamente pero también emocionalmente, esos son los momentos íntimos.
Recuperar la intimidad implica un cambio de hábitos. Es buena idea, por ejemplo, procurar irse a la cama juntos por la noche y pasar un rato pendientes solo el uno del otro, preferiblemente con muestras físicas de afecto; abrazos, besos, caricias, aunque no sea la intención siempre de ir más allá.
La pérdida de intimidad es, además, una de las principales causas de la falta de deseo. Es lógico pensar que si no pasamos tiempo a solas con nuestra pareja y no sentimos esa unión emocional y física, nuestra libido disminuirá progresivamente.
Además de la intimidad, otros factores como la falta de estímulo, las relaciones insatisfactorias, los problemas de pareja, el estrés y el cansancio, afectan al deseo. Cuando la libido se mantiene baja durante un periodo de más de 6 meses, es hora de buscar ayuda. La terapia es la mejor opción puesto que se recibe un tratamiento personalizado, pero cuando no hay posibilidad, tiempo o motivación para acudir a un terapeuta, un curso como este marca la diferencia.