La verdad detrás de la pareja perfecta
Os dicen que «Pareceis la pareja perfecta». Tú y tu pareja siempre recibis elogios por cómo os lleváis, por como os comportais el uno con el otro y la energía positiva que transmitis. Pero la realidad en casa es muy diferente, ¿verdad?
La ilusión de la perfección
Hoy por las redes sociales y los mandatos culturales es fácil caer en la trampa de las apariencias. Las fotos de Instagram, las reuniones familiares y los encuentros con amigos parecen un escenario perfecto para mostrarnos cómo la pareja ideal. Pero lo que muchos no ven son las discusiones, los malentendidos y la soledad que sientes de puertas adentro.

¿Por qué discutimos?
A estas alturas ya todos sabemos que las discusiones son parte de cualquier relación. Que no es tanto la discusión en sí, sino el como la gestionamos y como la resolvemos. Pueden surgir por cosas pequeñas como quién dejó los platos sin lavar, o por temas más serios como la manera en la que tu pareja te quitó la autoridad al contrariarte frente a tu hijo cuándo le reñias. Por eso, Lo importante es cómo manejamos estas situaciones.
Hablemos claro, una de las mejores maneras de manejar los conflictos es a través de la comunicación. No es fácil, lo sé. No vale cualquier comunicación. Muchas veces preferimos guardar silencio para evitar una pelea mayor, pero hablar de lo que nos molesta, de nuestras preocupaciones y sentimientos, es esencial. AL igual que es esencial aprender a comunicarnos de manera efectiva.
Puede que hables y hables durante horas y sientas que no sirve para nada. O puede que tengas que perseguir a tu pareja para que puedas contarle por tercera vez, tu malestar y parezca que le entra por un oido y le sale por el otro. Por eso lo importante no es hablar, es comunicarnos efectivamente que es diferente.
¿Cómo lo conseguimos?
¿Alguna vez has intentado calmarte en medio de una pelea, lo consigues una vez pero al momento vuelves a estar igual y todo empeora? Tomarnos un tiempo para calmarnos es la clave antes de continuar la conversación. Esta es la gran diferencia. Esto no significa evitar el problema, sino poder hablarlo más tarde.
Un caso real
Yo siempre les pregunto a las parejas con las que trabajo, cómo hablarían ahora el último tema por el que discutireon. Y siempre responden que lo harían con más calma. Por lo tanto la conclusión es que el situación en sí no es el problema, el problema es nuestra emocionalidad, es decir como estamos nosotros de nerviosos, ansiosos, enfadados…
Y claro, lo que nos han enseñado es a contarlo y soltarlo todo tal cual y no nos han enseñado a regularse y esperar a más tarde para realmente resolver el problema. Por lo tanto nuestro objertiv tiene que estar en eso, en resolver el problema, no es “vomitar” a nuestra pareja por que nosotros no somos capaces de regularse.

Lo sé, es duro oirlo y más en esos momentos que estamos tan cansados y enfadados por que nada cambie que ya no sabemos como hacer para que las cosas cambien. Pero realmente es la única solución. Poner el foco en nosotros en lo que somos capaces de hacer nosotros para mejjorar la comunicación, no tanto en lo bien o mal qu elo hace nuestra pareja. Poder gestionar nuestras emociones para poder sentirnos mejor y no permitir que nos arrastre.
Ojo que no digo que tengamos que bloquear o negar nuestro enfado o tristeza, sino de aprender a gestionar.
Ejercicio práctico
Aquí te dejo un pequeño ejercicio. Cada día, elige a una persona con la que hables y se consciente de que cuándo hables, estás esperando a que termine y que vas a contestar sobre lo que te dice esta paresona, no sobre lo que tú quieres contestar. Haz esto de manera consciente una vez al día con diferentes personas.
Recuerda, que tener conflictos no significa que tu relación esté destinada al fracaso. Lo importante es cómo los manejas. La próxima vez que alguien te diga que pareces tener la pareja perfecta, sonríe sabiendo que trabajas todos los días para mantener una relación sana y real.
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